El impulso de querer sentir la aventura de vivir
navegando por la vida.

Viajar, la expresión del tiempo que pasa.

martes, 30 de marzo de 2010

8.- Las despedidas

Llegó el momento. Toca trasladar el barco desde la Marina Badalona al puerto de Aiguadolç para participar en la regata Ophiusa.





Y llegaron las despedidas. Las emociones afloran. Los amigos dicen que es lo más difícil, el saber despedirse y tomar conciencia de marchar. ¡Es que hay tantas y tantas cosas que nos acomodan, que nos acogen y nos dan cariño!.

Los amigos, la familia, los seres queridos. Todos los que quiero llevar comigo. Los que no pueden estar a mi lado, y los que no sé decir que me esperen. Todos me rompen el alma, y pensar en ellos me hace dudar de mi proyecto. Lo quiero todo. ¿Seré capaz de seguir?. Las tremendas dudas de la partida ya están llegando, se están haciendo realidad.

Pero todos están más presente que nunca. Inés, mi nieta, me preguntó que por qué me iba de vacaciones, y no me quedaba con ellas. Y el alma se me emociona, sin saber qué decir. ¿Es racional todo esto?. Y mi hija María del Mar me pregunta si no volveré de vez en cuando. Y el alma se me emociona, sin saber qué pensar. Y Mari Carmen me llama para desearme buenas cosas. Y el alma vuelve a emocionarse, desconcertada.

Es mejor no pensar. Dejar fluir el momento. Entregarse al avatar del destino. No pensar. 

La Barcelona "desconocida"


Y largo amarras. Es un bonito día. Ventoso. Mucho viento de sur. Me acompaña Toni para navegar estas 25 millas, con 25 nudos de morro, y rachas de 30. ¡Qué día hemos escogido!.

Al pasar la bocana sur del puerto de Barcelona gobernamos atentos para franquear el paso y evitar colisión. Por la noche, al navegar este puerto siempre, con su gran movimiento de barcos que entran y salen, más los fondeados, ese disloque de luces blancas, rojas, verdes, siempre me han obligado a gobernar después de llevarme buenos sustos. Por eso, siempre que puedo, lo paso cerca de sus bocanas. Para tener más claras y contundentes referencias.



Hoy es día de emociones. De tristezas. Melancolías. Nada más.



lunes, 29 de marzo de 2010

7.- Llegó la primavera.

La primavera está aquí. Y me dedico al ajuar, en Badalona. Ya sólo me faltan once días para partir.

Ya está aquí la primavera. Los años deberían comenzar en primavera. Parece que es cuando "todo arranca". El alma se despierta. Claro que empezamos a notar que los días comienzan a ser más largos, y puede ser malo que tengamos más tiempo para pensar.


Tengo presente mi pensamiento de hacerme a la mar. Ultimo los preparativos para tener el barco a son de mar. Ya quedan pocos días. Once.

Me he parado a observar un escaparate de la ciudad, de un establecimiento donde instalan y acondicionan cocinas para el hogar. ¡Qué bonito todo!. Está al lado de otra tienda dedicada a ropa textil para el hogar. ¡Qué bonito y “gustoso” también!. Las cocinas son de películas. Todas iluminadas por elegantes paneles y regletas con luces halógenas. ¡Qué despilfarro!. Y unas amplias y elegantes encimeras de mármol, innecesarias. Grifos acorde con los programas de cocina que vemos en la televisión, y nunca antes vistos ni utilizados. Y vitrocerámicas, cocinas de inducción, hornos super-atractivos y modernos con un montón de lucecitas y botones. Y micro-ondas, robots de cocina, macro-neveras, lavavajillas de última generación. Cafeteras de estas que ahora forman colas de clientes para comprar sus dosis. Durante un buen rato me quedo embobado mirando todo con detalle. Pausadamente. Me sorprendo absorto por el espectáculo. Y pienso en cuánto debe costar una cocina de estas. Pienso en cómo instalaría yo todo eso en mi piso. Y cuántas horas lo utilizaría. ¿Cuántas horas de trabajo equivaldría para pagar esta cocina?. Pero también pienso que no necesito nada de eso en mi barco, y soy bien feliz. Decimos que “es más feliz quien menos necesita”, pero creo que es un error importante. Es, quien menos desea. Deseamos algo, y justificamos el capricho llamándole necesidad. ¡Esas cocinas!.
Eso mismo pasa con la tienda de textil para el hogar. ¡Claro que da gustito todo eso que hay por allí!. Pero no deseo nada más que lo que tengo, y aún me sobra. Sobra. Sobra. ¡Claro que sobra!.
Mientras, sigo en el barco. Arrancho. Ordeno. Preparo. Despido el día.


Sigo en la Marina de Badalona. Doy los últimos toques al barco antes de su traslado a Aiguadolç. Estas puestas de sol de la reciente primavera auguran inestabilidad. Luce el sol, pero hace frío. Ahora empieza a refrescar.


Hoy he comenzado a trasladar la ropa al barco. Para el verano, pero también para el invierno. Aunque en primavera, todavía tendremos días de frío invierno, sobre todo las noches. Y lleno bolsas y maletas. Y también me quedo pensando mientra estibo. Nueve bañadores. Veintitrés camisetas. Cinco toallas de baño. Seis pantalones largos. Ocho pantalones cortos. Quedo bloqueado. Pienso en las cocinas que vi. ¿Cuántos bañadores utilicé el último verano?. ¿Y camisetas?. Sobra, sobra. Es el síndrome del “porsimea”. “Por si me hace falta”, no vaya a sufrir por su ausencia. Y guardo. No regalo. No tiro.
Pues no, se acabó. He regalado sartenes, camisas, pantalones, sacos de dormir, gorras, camisetas, cafetera, escurridor de verdura, olla, libros. Y regalo vida cuando me siento más ligero.
El mar sólo precisa de mi el saber que estoy vivo y presente. Yo sólo preciso del mar que me ame y me cuide. Necesito sus mimos. Y su mecer.

Voy a seguir estibando. No quiero ni puedo pensar más, que me descompenso.

lunes, 8 de marzo de 2010

6.- Navegación de Salón

Aunque el tiempo no acompaña, y ha estado nevando, sigo navegando. Navego por el ciberespacio. Navego con el “Bahía las Islas”, con el “Cap3”, con el “Rebeca”, por el Caribe. Y también con los “Prati” por Brasil, y “Velero Alea” por Grecia con sus encantadores relatos llenos de amor y vida, y el ir y venir del “Captain Teach”, entre otros. Navego al calor de mi salón.



También en el mar ha nevado. Hoy, es lo que nos une, que nieva en el mar, y nieva en mi terraza. Es el hilo conductor que me lleva a Telémaco. Blanco. Todo blanco. Y frío. Mucho frío. Pienso en la calefacción que instalé el año pasado, y en las satisfacciones de Alea con la suya nueva.



Pienso que la vida es una sucesión de colores. Los colores de la vida. Muchas situaciones son fotos que pretendemos revivir. La vida, cada instante de la vida, la fotografiamos de diferentes formas. ¿Qué es una foto?, ¿algo que "congelamos" en un momento de nuestra historia?. Creo que las fotos es mejor no verlas. Mucho mejor, vivirlas. La película de la vida. Mucho mejor navegar. Como dice el cofrade Altair, “Se navega por los astros, por la mar, por la tierra, por las gentes, por los sentimientos… Se navega”."

Los sentimientos. Esa es la esencia del ser. Sentir. Y ahora siento que debo navegar y notar que los latidos de la vida están presente.

Navego todo lo que puedo. Y si no navego disfruto estando y haciendo cosas en el barco. Siempre hay mantenimiento que hacer. Y preparando el crucero que sueño hacer. Y tantas y tantas cosas sobre el mar. La vida a bordo resulta sana por fuera y por dentro. Y entonces, los colores del día presentan una paleta viva de experiencias y satisfacciones.

Aunque tengo el barco en Badalona actualmente, estoy viviendo más de lo deseado en mi piso de Sitges. Voy y vengo barco-casa hasta que la monotonía y la meteorología me presentan su cadencia y cansancio.


El tiempo no ha ayudado mucho. Frío, lluvias, y nieves. Varios días intermitentes que ha nevado. Y alternancia de calorcito pre-primaveral. Y fuertes vientos. Tempestades en el mar Balear. Y Atlántico. Grandes olas contra nuestros espigones. Nada de la meteo, hasta ahora, invita y anima a salir.

viernes, 5 de marzo de 2010

5.- Lo he decidido: me hago a la mar.

Ya está decidido. Me hago a la mar. Aquellos que me conocen no saben por qué. Y los que no, tampoco. Y yo, menos. Pero pondré las amarras a bordo el próximo día 27.



Lo hago en solitario. Por eso serán siempre bien recibidas aquellas personas que deseen vivir la experiencia del mar, y compartir unos días en otros rumbos y derrotas diferentes a los habituales. Sin prisas. Sin horarios. Sin calendario ni compromisos.

¿Alguien desearía venir a navegar, aunque sean unos días?. Si es así, enviadme un privado. Contestaré. Gracias.

Saldré de Badalona (Barcelona) para la concentración de barcos en Sitges y participar en la “Ophiusa”. Luego, me quedaré en Formentera. Y en Ibiza. Y en Cabrera. Y volveré para Mallorca y participar en su Salón Náutico a finales de abril.

Y de allí, Menorca. Y saltar a Cerdeña. Y Túnez, Sicilia, Malta. Es mi intención navegar Croacia, y Grecia, y Turquía, y el Mar Muerto. Sin prisas. Sin compromisos ni calendarios. Saboreando la historia y sabiduría de sus orillas y su gente.



Regresaré desde donde sea rumbo Cartagena, porque me comprometí en participar en la Flotilla de julio por Marruecos. Y en la de agosto por el Guadiana y el Algarve, y Cádiz, y Ceuta. El sur, el sur. Cuando vuelva a entrar en el Mediterráneo, a finales de agosto, ya pensaré qué haré y el rumbo que Telémaco tomará.

Prometo escribir el blog. Me lo han pedido varios cofrades y amigos. Lo haré. Sacaré del armario “El Crucero de Rik” del 2005.



Estoy sentado en el sofá del salón de mi piso. En la paz y melancolía de una tard
e de invierno. Veo que ha pasado el otoño y casi el invierno. Miro continuamente, tras el mirador del salón, el cielo y las nubes. Unas que avisan de viento en las capas altas, otras de lluvia, muchas señalan las entradas de los frentes. Estoy viviendo todavía los entrañables recuerdos de los últimos cinco meses navegando. Conservo en mi memoria, con la calefacción en marcha, y la lluvia que viene y va, en el silencio tremendo de mi entorno, los felices recuerdos de la Flotilla del verano a Marruecos. Y del encuentro por San Juan en Cabrera, y de mi despedida en el puerto del Garraf por los amigos de allí. Y los encuentros de Cartagena, y de Alicante. Y en Morarira. Y en el Mar Menor. Y en el Salón Náutico de Barcelona. Todos estupendos amigos hechos entorno a La Taberna, que he de reconocer es una de las mejores cosas que me ha presentado la vida en mi camino. Pensando esto, veo que ya está el crepúsculo en mi ventana, pero todavía me permite observar cómo corren las nubes vaticinando más viento y lluvia para mañana.



Cuando voy a Barcelona lo hago en coche para ver más mar desde las cuestas del Garraf. En Sitges me obsesiona el aire libre, viviendo el estado del mar en mis idas y venidas paseando solitario en sus orillas, por el Paseo de la Ribera. Y siguiendo la meteo. Y sintiendo la vida de La Taberna.

La familia, mis hijos, los amigos. ¿Qué me retiene?. Nada ni nadie me necesita. Sólo yo me necesito a mí mismo. He esperado mucho. Tres años con esta paranoia, que siempre justifico su frustración.

Cojo una y otra vez el derrotero. Despliego las cartas. Abro el programa de navegación que me permite sentirme amo del mundo, mido millas, estudio corrientes, bajo la meteo. Una y otra vez trazo en mi sueño derrotas al infinito del mar.

Amenaza lluvia. Creo que mañana llegará. De momento, cae la noche. Voy a mirar el correo.